Cuando llega a la primavera, los torrentes de alta montaña que salpican la región del Trentino Alto Adagio proporcionan truchas de gran calidad, que en ocasiones llegan a ponerse a la venta aún vivas. La receta más frecuente, y una de las más sencillas, consiste en cocinarlas en un caldo de verduras y servirlas acompañadas de alguna salsa. Si se han comprado vivas se procura mantenerlas así hasta el momento de guisarlas.
Poner un par de dedos de agua con sal en una olla y preparar un caldo con la zanahoria, el apio y la cebolla (bastará con unos 30 minutos de cocción). Introducir el bouquet en el caldo durante los últimos 10 minutos, retirarlo y colar el caldo. Derretir la mantequilla en una sartén, a fuego lento, incorporar la crema, salpimentar y llevar lentamente a ebullición, moviendo constantemente hasta que la salsa espese un poco. Sazonar las truchas y hervirlas durante 4 ó 5 minutos (dependiendo del grosor) en el caldo de verduras. Escurrirlas, colocarlas sobre un platón y cubrirlas con la salsa. Espolvorearlas con el perejil picado antes de servir.
El bouquet
Los franceses arreglaron hace mucho tiempo el asunto de la aromatización de los guisos con hierbas. Hacían un ramillete las necesidades del guiso: una rama de perejil, una ramita de eneldo, una hoja de laurel y la introducción en el puchero convenientemente sacado, dejando fuera el extremo del hilo para poder sacarlo cuando hubiera aportado el sabor deseado del guiso. Una solución ingeniosa y práctica llamada bouquet.