La dieta cetogénica, también llamada keto, es una dieta que tu cuerpo entre en un proceso metabólico natural llamado cetosis, en el que se utiliza principalmente grasa para obtener energía. Esta dieta tiene muchas similitudes con la dieta Atkins y muchas otras bajas en carbohidratos. La dieta cetogénica puede hacerse descartando la mayoría de azúcares de tu dieta y comiendo grasas saludables, cantidades moderadas de proteínas y muy bajas de carbohidratos. Con una dieta baja en carbohidratos, tu cuerpo no recibe suficiente glucosa para cumplir con su requerimiento calórico. Esto resulta en una disminución de los niveles de azúcar en sangre, ya que tu cuerpo utiliza glucosa para funcionar. Cuando comes alimentos altos en carbohidratos, tu cuerpo automáticamente produce insulina y glucosa. La insulina se produce para procesar la glucosa que se encuentra en el torrente sanguíneo. El cuerpo convierte fácilmente la glucosa para luego ser usada como energía. Por tanto, se elige sobre todas las demás fuentes de energía. Cuando el nivel de azúcar en sangre disminuye, el glucógeno almacenado se descompone en glucosa que se disuelve en la sangra para distribuirse por todo el organismo. Sin embargo, cuando las reservas de glucógeno se agotan, tu cuerpo comienza a utilizar la grasa como fuente de energía, y produce cetonas cuando el hígado las procesa. Dado que con una dieta alta en carbohidratos la glucosa se usa como fuente primaria de energía, la grasa no se necesita y se almacena. Esta grasa proviene de los alimentos o de la grasa corporal almacenada. Pero al reducir los carbohidratos, el cuerpo entra en cetosis. Cuando estás en cetosis, tu cuerpo comienza a ser muy eficiente en quemar grasa para crear energía. La grasa en el hígado la convierte en cetonas, que suministran energía al cerebro. Por otro lado, muchos estudios han demostrado que la dieta keto puede ayudar a perder peso y mejorar la salud. También sirve de ayuda contra la enfermedad de Alzheimer, la epilepsia, el cáncer y la diabetes. La principal ventaja de la dieta keto es que restaura la capacidad de tu cuerpo para utilizar grasa y glucosa como combustible para satisfacer sus necesidades energéticas o calóricas. Aunque el cuerpo está diseñando para usar ambas, muchas personas carecen de la capacidad de utilizar la grasa para sus necesidades energéticas ya que han consumido una dieta alta en carbohidratos durante la mayor parte de sus vidas. Como resultado tienen dificultades para mantener un peso saludable y un porcentaje de grasa corporal adecuado, lo cual conduce a problemas de salud. Incluso si no tienes sobrepeso, es posible que tengas exceso de grasa visceral, que envuelve órganos como hígado, el páncreas y los rinones. Esta flexibilidad para utilizar tanto glucosa como grasa permite que se use la energía almacenada en los adipocitos, viscerales y subcutáneos (grasa localizada bajo la piel y sobre los músculos). A su vez esto reduce el riesgo de enfermedades relacionadas con exceso de grasa, específicamente visceral:
Además de disminuir el riesgo de dichas enfermedades, esta flexibilidad ayuda a deshacerte del exceso de grasa y peso de manera manejable. Normalmente, durante y después de perder peso te sentirás menos saciado después de comer la misma comida que comías antes de comenzar el proceso de adelgazamiento. Adicionalmente, tu apetito podría aumentar para intentar compensar las necesidades de tu cuerpo, especialmente si ha habido privación de comida. No obstante, cuando el cuerpo está en estado de cetosis, las cetonas lo ayudan a controlar las hormonas que disminuyen la saciedad después de las comidas y aumentan el apetito y el hambre. Con esto, perderás peso sin obligar a tu cuerpo a recuperarlo como parte de su respuesta natural cuando cree que está en estado de inanición. La capacidad de utilizar la glucosa y la grasa para obtener energía evita que experimentes grandes cambios que afectan tu enfoque mental, lo cual te pone hambriento e irritable. Cuando se agota la glucosa, las cetonas están fácilmente disponibles para alimentar el cerebro. Es más, las cetonas estimulan tu cerebro, permitiéndote tener mejor enfoque y concentración. Por último, la dieta cetogénica se ha utilizado durante mucho tiempo para tratar la epilepsia. Desde la década de 1920 ha sido recomendada para ninos con epilepsia no controlada. Únicamente desapareció de la práctica popular cuando aparecieron los anticonvulsivantes. Pero a diferencia de estos, la dieta keto no causa efectos secundarios extremos, como somnolencia, disminución de la concentración, cambios de personalidad y función cerebral reducida.
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