Cómo usar el coco para adelgazar
Cuando hablamos del «coco» podemos estar refiriéndonos a un árbol, una fruta, un dulce o una especia. Como especia, el coco es la pulpa rallada y seca del fruto de la majestuosa palmera que crece silvestre en las zonas tropicales y subtropicales del mundo. Si bien los nativos de estas regiones suelen usarlo en recetas saladas, nosotros lo asociamos a deliciosos dulces (y todas las calorías que nos aportan), un hábito dietético que podría ser responsable de la creencia generalizada de que el coco es perjudicial para la salud. Lo cierto es que el coco presenta un alto contenido en grasas, concretamente un 82 por ciento, de las cuales un 76 por ciento son grasas saturadas, es decir, el tipo de grasas de las que suele aconsejarse minimizar su consumo debido a que pueden obstruir las arterias. Y he aquí la sorpresa: ¡Es precisamente la grasa saturada la que convierte al coco en una superalimento!, por la sencilla razón de que la grasa saturada del coco no es igual que la grasa saturada de la carne o la leche. En efecto, las grasas saturadas del coco se denominan triglicéridos de cadena media (TCM). Para comprender por qué este dato es importante, echemos un vistazo al mundo de las grasas. Si miras una gotita de grasa a través de un potente microscopio que permita visualizar las moléculas y los átomos, lo que verás serán triglicéridos: tres (tri) ácidos grasos unidos a una molécula de glicerol. Los ácidos grasos son cadenas de átomos de carbono unidos entre sí. Según el número de carbonos que contienen, pueden clasificarse en ácidos grasos de cadena corta, que contienen entre 4 y 6 carbonos; ácidos grasos de cadena larga, que contienen 24 carbonos, y ácidos grasos de cadena media, que contienen entre 8 y 12 carbonos. El noventa por ciento de las grasas —como sucede con las de la carne y la leche— son ácidos grasos de cadena larga (TCL). Para ser transportados por el torrente sanguíneo se asocian con proteínas formando unas estructuras que se denominan quilomicrones y de este modo pueden llegar a todas las células. Sin embargo, los TCM no se procesan de esa forma: el organismo los envía directamente del estómago al hígado, donde son metabolizados en un abrir y cerrar de ojos, y este proceso metabólico superrápido quema más calorías que las contenidas en los ácidos grasos. Se ha demostrado que las personas que consumen una gran cantidad de TCM en su alimentación diaria queman una media de cien calorías extra al día, en comparación con las personas que no lo hacen; pues bien, el coco contiene más TCM que ningún otro alimento. Sí, has entendido bien: la grasa del coco puede ayudarte a quemar calorías y, por ende, a mantener tu peso o incluso adelgazar.
La grasa del coco y el proceso de adelgazamiento
Unos investigadores canadienses dividieron a 12 mujeres sanas en dos grupos y les asignaron dos dietas diferenciadas durante dos semanas. Ambas opciones contenían un 15 por ciento de proteínas, un 45 por ciento de carbohidratos y un 40 por ciento de grasas; hasta aquí todo normal. Sin embargo, el 80 por ciento de la grasa consumida por la mitad de las participantes provenía de sebo de vaca, mientras que la otra mitad tomó una mezcla de mantequilla con aceite de coco; así pues, ambos grupos consumieron grandes cantidades de grasas saturadas de cadena larga (TCL), pero solo uno de ellos incluyó además triglicéridos de cadena media (TCM). ¡Al cabo de dos semanas, el grupo del coco había quemado alrededor de un 45 por ciento más de TCL! Las participantes no subieron ni bajaron de peso; el estudio no estaba diseñado como un experimento sobre el adelgazamiento, sino para probar la hipótesis de que los TCM son poderosos quemadores de grasas, y realmente consiguió su objetivo. Y en un estudio aparecido en la revista Lipids, unos científicos brasileños realizaron un estudio con 40 mujeres, a las que dividieron en dos grupos: un grupo tomó suplementos de aceite de soja, y el otro grupo, aceite de coco. Al cabo de tres meses, ambos grupos habían perdido algo de peso, pero solo el grupo del coco presentaba una cintura mucho más estilizada (además de resultar antiestética, la grasa abdominal tiene la mala costumbre de liberar compuestos inflamatorios que aumentan el riesgo de derrame cerebral y enfermedades cardiacas). El coco, explicaron los investigadores, podría «promover la reducción de la obesidad abdominal». Es importante señalar que los investigadores observaron que el aceite de coco no incrementaba los niveles del perjudicial colesterol LDL y sí aumentaba los niveles del saludable colesterol HDL o bueno. De allí que se pueda consumir, si estamos en proceso de adelgazar, pero recuerde siempre evitar los excesos y hacer ejercicio para favorecer aún más la pérdida de peso. Una receta sencilla para adelgazar con el coco es el siguiente: Consumir 1 cucharadita de aceite de coco en el desayuno el cual tiene un efecto saciante que combate la ansiedad por comer lo que facilita perder peso.
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