A este Arroz con leite que os presento hoy tenia un montón de ganas, tanto de compartirlo con vosotros como prepararlo en casa, pues es el postre más recuerdos me trae de la niñez. Para mi el mejor era el que preparaba mi tía de Barcelona, que lo bordaba es cada celebración de cualquier índole, cumpleaños, comidas de matanza o vendemia, o simplemente porque si (que eran las mejores veces). Su secreto era la paciencia y utilizar leche de vaca de las de verdad, ordenada de la mañana con su nata y un sabor a leche que poco a poco voy perdiendo en el tiempo. También usaba una gran cazuela de latón de las de antaño, una cocina de lena y muchas horas.
El resultado: un arroz con leche cremoso en el que el grano quedaba algo suelto en una crema con sabor a canela y limón y que el día siguiente estaba incluso más bueno. Este es un recuerdo que conservo de cuando tenía ni diez anos y que me ha surgido de nuevo hace unas semanas cuando me he atrevido a prepararlo en casa y degustarlo como se merece. Parece que aún veo a mi tío echándome la bronca por comer el arroz super caliente de la olla. Como su receta esta ya perdida en el tiempo le pedí consejo a mi tía. Al final esta es una receta que mezcla el mejor arroz con leche asturiano con los recuerdos del gallego. El acabado con esa caramelización de azúcar y canela es un puntazo que contrasta perfectamente con el poco azúcar que lleva la receta. La receta asturiana a diferencia de la que yo conocía es la cremosidad y el requemado de azúcar y canela. La cremosidad se consigue anadiendo más leche y alargando la cocción hasta que el arroz casi se deshace. Espero que os guste yo lo preparéis en casa, seguro que os traerá los mismos recuerdos golosos que a mí.
Ingredientes:
Preparación:
El primer paso es preparar los ingredientes con los que vamos a aromatizar la leche. Lavamos muy bien el limón y pelamos su piel de manera fina, sin mucho blanco que luego nos amargue el postre. Necesitamos también un palo de canela en rama, el más grande que encontréis. Calentamos los dos litros de leche a fuego medio casi hasta el punto de ebullición. Bajamos la temperatura y retiramos del fuego, anadimos la piel del limón y por último la rama de canela. Dejamos todo en reposo durante 5 minutos (inficionando la leche). En otra cazuela ponemos el arroz con el agua y una pizca de sal y lo llevamos a ebullición, la sal es importante porque le da un toque muy importante, casi el secreto fundamental para que sea un auténtico arroz con leche. En cuanto el arroz haya chupado todo el agua retiramos. Pensad que hemos anadido poco agua y el arroz aún estará un poco duro, con este proceso conseguimos ahorrar casi media hora. Mi tía sigue en su receta anadiendo a esa cazuela la leche previamente inficionada, aunque mi madre comentó que lo mejor era pasarlo a la cazuela de la leche y hervir a muy poca temperatura el arroz. Así que siguiendo el consejo de mi madre de 10 puntos de temperatura de mi placa de inducción lo he tenido al 3 en todo momento, removiendo cada 10 minutos para que no se vaya pegando a la cazuela y que se mezclen bien los sabores. El proceso de evaporación de la leche y el arroz suelte que le queda será de una hora más o menos. Cuando hemos llegado a ese punto anadimos el medio litro de leche que tenemos reservado. Seguimos con la temperatura baja otra hora más, siempre removiendo para conseguir ese punto deseado de cremosidad. Cuando consigamos que el arroz esté cremoso, teniendo en cuenta que cuando se enfríe engordará un poco, anadimos el azúcar (yo he usado poca cantidad pues con el requemado queda bastante dulce y así se puede contrarrestar). El azúcar siempre lo anadimos al final para que no se pegue, ademas también engordará la crema un poco. Para la presentación llenamos una cazuelas o cuencos chulos que tengáis por casa, preciosas especiales para crema catalana, sencillas y con el tamano junto para un postre individual. Dejamos que reposen 15 minutos. Cuando vayamos a servir el arroz con leche quemaremos la superficie. Echamos una cucharada de azúcar mezclado con canela en polvo en la parte superior y quemamos con un soplete de cocina. Se puede usar también una pala de quemar especial para este postre, pero no es fácil de conseguir y ocupa mucho en una cocina pequeña como la mía. Así que prefiero el soplete que mantiene el arroz con leche templadito y genera esa famosa placa de azúcar crujiente. Hay gente en Asturias que le pone corteza de limón e incluso algunas gotinas de anís. Me comentaba una mía amiga de la Universidad de Barcelona que a esta receta el chorrito de anís es muy importante para que esté rico de verdad. Y nos aconseja que sino se encuentra leche de vaca auténtica (aunque cada vez es más fácil, per no es igual), podemos ayudar un brick de 200 cc de nata liquida, la de repostería. Si queréis probar ya me contaréis el resultado. Ya veis es un postre rápido, con un arroz con leche muy suave y cremoso y una capa de azúcar crujiente. Os animo a que lo preparéis en casa y lo desgusteis con vuestra pareja, familia, amigos. La receta es sencilla. Y recordad que según las abuelas y madres de toda España, el secreto de un buen arroz con leche es la paciencia.
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